Salud mental, el problema olvidado

La pandemia del Covid-19 ha aumentado los casos llegando a cifras históricas mientras el gobierno mantiene su inversión en mínimos

La salud mental, entendida como el bienestar emocional, psicológico y social de las personas, es uno de los problemas más generalizados en nuestro país.

De hecho, hasta 2 millones de personas padecen algún cuadro depresivo en España. Según los expertos, esta afecta directamente a nuestra forma de pensar, sentir e incluso actuar. Por ello, trataremos de discernir en cifras una realidad presente en la sociedad así como sus principales causas y responsabilidades de las autoridades competentes.

El Covid-19, con sus respectivas cuarentenas, ha afectado tanto a la salud física como mental. A nivel mundial, más del 60% de países ha declarado, según un estudio de la OMS, un aumento de casos, principalmente, debido al estrés ligado a la posibilidad de contagio y aislamiento social.

Sin embargo, pese al aumento en el número de personas que padecen algún tipo de enfermedad mental, ningún país supera el 2% en inversión respecto a su presupuesto para combatirla.

En concreto, en España, se registraron un total de 3.941 fallecidos a consecuencia de alguna enfermedad mental durante la pandemia. A lo largo de este periodo, como informe el INE, una de cada tres personas asegura haber llorado. Además, el 42% de los españoles ha padecido problemas de sueño y el 40% depresión, 230.000 de forma grave.

No obstante, el aumento de afectados no se ha visto limitado al periodo álgido de pandemia. De hecho, España aún se mantiene en la cabeza de la Unión Europea respecto al consumo de ansiolíticos, sedantes e hipnóticos. Siendo precisos, más de dos millones de españoles adquieren este tipo de psicofármacos al día. Una cifra devastadora que sitúa al país como el segundo más afectado por enfermedades mentales registradas en Europa.

Otra de las realidades causadas por las enfermedades mentales es el suicido. Esta es la primera causa de muerte no natural en España, doblando incluso a las víctimas de tráfico.

De hecho, según expone el INE, cada día 10 personas se suicidan y hasta 200 lo intenta. Sin embargo, solo nueve comunidades autónomas desarrollan un plan específico para abordar el problema.

Lucas Giner, psiquiatra e investigador, asegura que tanto los médicos de cabecera como los especialistas son el principal bastión para frenar el aumento de este tipo de enfermad. Aún así, según expone Eurostat, España es uno de los países europeos con menor número de psiquiatras por cada 100.000 habitantes con un total 12. Cantidad insignificante en comparación con los casi 55 de Suiza cada 100.000 habitantes o los 40 psicólogos de Liechtenstein para una población que apenas llega a 40.000 ciudadanos frente a los 47 millones en España.

Además, se debe destacar que el nivel de ingresos está directamente relacionado con la vulnerabilidad respecto a las enfermedades mentales. El CIS demuestra que el temor a morir, contagiarse y perder ingresos en las clases más bajas llega incluso a duplicar al mismo desde la clase media. Unos motivos que pueden suponer indicios suficientes como para acabar padeciendo algún tipo de enfermedad mental tales como ansiedad o depresión.

Aún así, pese a la necesidad, acceder a una consulta es muy costoso tanto en tiempo como capital. Respecto al sistema de sanidad pública, este cuenta en España con tan solo seis psicólogos por cada 100.000 habitantes cuando la recomendación desde la Unión Europea es de superar los 18. En consecuencia, las listas de espera para ser tratado son significativamente mayores en comparación con nuestros vecinos europeos. A modo de ejemplo, el tamaño de estas oscilan entre los 71 días en Murcia y, como mínimo, los 27 de Andalucía.

Por otra parte, el tratamiento psicológico desde el sector privado se ve facilitado ante la agilidad para atender consultas. No obstante, una sesión con un especialista, según el análisis de la fundación Civio, puede superar los 50 euros. Una cantidad inaccesible para muchos españoles. Así, las clases más bajas que son aquellas con mayor porcentaje de afectados, no pueden, en su mayoría, permitirse asistir a servicios de salud mental.

Al menos, no en un corto periodo de tiempo que, en ocasiones, puede ser demasiado teniendo en cuenta el incremento de los suicidios. En concreto, con casi 4000 muertes provocadas, es la cifra más alta registrada en los últimos 50 años. Mientras tanto, España, así como el resto de países, continúa invirtiendo apenas un 2% de sus presupuestos para paliar una realidad en aumento. Una realidad que, como demuestran los datos, evidencia que la salud no es solo física, también mental.