Píldoras mentales
- Fernando Fraile
- 19 sept 2018
- 1 Min. de lectura
¿De dónde provengo? ¿De dónde soy?
Soy de dónde se me espera, pues si se me espera, voy y entonces soy. Pero a veces es mejor improvisar, dejarse llevar, y allá donde no se me espera, estar. Y aún así, estando donde se me espera y dónde no se me espera, soy. Pues creo que no procedemos de dónde venimos sino de dónde vamos. No en términos de conquista, en términos de vivir. Y la vida no se encuentra en un solo sitio, se encuentra en todos los lugares, por eso busco en todos, para dejar de ser nada. Una búsqueda emprendida para encontrar mi sitio, de donde procedo, pero es el proceso con el que me identifico. Por eso cuando me preguntan: ¿De dónde provengo? Provengo de la vida o al menos la busco.
¿Qué es lo que menos me gusta?
Aborrezco lo monótono, lo rutinario pero odio aún más no poder cambiarlo. Bueno no, rectifico porque odiar es algo irracional, y hay que dejar a un lado el sensacionalismo. De hacerlo sucumbiría frente a aquello contra lo que lucho. No me refiero a otra cosa que la costumbre, la tradición. Llamadlo como queráis. Eso de tener que comer 12 uvas el 31 a las 12 de la noche. Y no otro número de uvas, ni otro día, ni a otra hora. El árbol, solo en navidad. Las torrijas, en semana santa. Y nado, nado contra corriente pero no siempre puedo. No solo. Hay que romper los esquemas, avanzar. Por eso, queridos periodistas, os digo: Despertad, la tradición no es lo que parece.

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