Periodismo y propaganda en el conflicto de Ucrania
- Fernando Fraile
- 18 feb 2022
- 37 Min. de lectura
Actualizado: 13 oct 2022
Trabajo Fin de Grado de Periodismo a 18 de febrero 2022 en Universidad Complutense
Resumen
El periodismo es un bastión necesario en la vida de cualquier persona para estar informado y tomar sus propias decisiones, sin embargo, en ocasiones estas vienen impuestas por un supuesto profesional enemistado con la verdad.
La propaganda puede imperar sigilosa, entre las líneas de los medios de comunicación manipulando a la opinión pública, haciéndose pasar por periodismo. Por ello, precisamente, este estudio pretende discernir la propaganda del periodismo en el conflicto de Ucrania centrándose en las publicaciones de la primera semana desde un medio ruso, británico y español que evidencien todas las perspectiva de la tensión existente entre Rusia y Occidente.
Palabras clave
Periodismo, propaganda, guerra, medios de comunicación, Ucrania
1. Introducción
1.1 Motivación
La realización de este estudio se ha fundamentado en las ansias por conocer el compromiso social del periodismo en una situación tan límite como un posible conflicto armado. Asimismo, como estudiante de periodismo, se pretende observar cuál debe de ser el tratamiento de los hechos en aras de poder desarrollar en un futuro dicha profesión de manera honesta, responsable y ajena a la propaganda.
1.2 Resumen ejecutivo
Los medios de comunicación parecen ser implícitamente informativos, sin embargo, en ocasiones el discurso imperante es el propagandístico en detrimento de una verdad necesaria para el desarrollo del periodismo según sus principios deontológicos.
En consecuencia, el estudio trata de discernir la carga propagandística de la informativa en los titulares de un medio ruso (Komsomolskaya Pravda), británico (The Sun) y español (El País) durante la primera semana de la tensión en Ucrania. Así, se analizarán las tres perspectivas del conflicto, es decir, desde el bando de la OTAN y UE, desde el bando ruso y desde el prisma de un país occidental aunque inserto en una dimensión más neutral cómo España.
Para completar dicho análisis se tendrán en cuenta los principios elementales de propaganda de guerra y los principios de propaganda tipificados por Goebbels en aras de concluir qué discurso es el predominante en los medios anteriormente citados.
2. Marco teórico
2.1 Periodismo y propaganda
El análisis de este estudio tratará de distinguir el periodismo de la propaganda en los medios durante la tensión en Ucrania. Por ello, en primer lugar, se debe identificar teóricamente qué se considera periodismo y qué propaganda, para más tarde poder establecer la diferenciación práctica entre los mismos.
Los individuos necesitan información para tomar decisiones, tanto en el ámbito privado como público. Por ello, se puede definir el periodismo como el medio que la sociedad ha creado para suministrar dicha información. Así, debido a la transcendencia del periodismo sobre los pensamientos de la sociedad, este debe fundamentarse en la verdad y lealtad al ciudadano mediante un ejercicio de compromiso social (Kovach y Rosentiel, 2012).
Por su parte, la propaganda se considera una manipulación más o menos deliberada transmitida a través cualquier canal ya sean palabras, símbolos, imágenes… Esta manipulación, pese a no ser consentida, se realiza de forma deliberada para orientar el pensamiento y las acciones de otras personas hacia los intereses del propagandista (Lasswell, 2020).
Así, la diferencia básica entre periodismo y propaganda es que mientras el primero debe sus servicios a la sociedad, el segundo pretende manipularla para tenerla a su servicio.
2.2 Contexto histórico del conflicto en Ucrania
Para entender un conflicto y desmontar la propaganda inserta en el mismo es necesario conocer su historia, pues, precisamente, el propagandísta se aprovecha de la desinformación para manipular la misma, usualmente, mediante descontextualizaciones (Kaplan, 1998). Por ello, con el propósito de conocer la dimensión real del conflicto actual en Ucrania, se deben antes de tener en cuenta los acontecimientos históricos relacionados con el mismo.
En un contexto de Guerra Fría, Nikita Jrushchov, líder por entonces de la URSS, cedió en 1994 la península de Crimea a una República Socialista Soviética de Ucrania que nunca antes la había tenido bajo su dominio. Crimea había pertenecido históricamente a Rusia, sin embargo, tras la desfragmentación del bloque soviético, el territorio acaba adhesionándose a Ucrania.
Hay que destacar que Rusia fue constituida como heredera de la URSS. De hecho, aún está culturalmente enfrentada a Occidente. En consecuencia, ante el temor de que tanto OTAN como Unión Europea tuvieran acceso directo a su frontera a través de Ucrania, en 2013, el Kremlin presionó al entonces presidente ucraniano Yanukóvich para paralizar las negociaciones respecto a su adhesión a la organización europea.
El descontento social sobre dicha ruptura en las negociaciones se canalizó en una serie de manifestaciones conocidas como Euromaidán que fueron aprovechadas por grupos militares pro rusos para ocupar las principales instituciones de Crimea. Además, se convocó un referéndum de independencia, no reconocido por Occidente, suponiendo la adhesión definitiva del territorio a Rusia en 2014.
Por su parte, las propias tropas pro rusas se alzaron en la denominada región de Dombass, Este de Ucrania, en la cual la cultura y lengua rusa son imperantes. Un conflicto que a día de hoy sigue activo.
En la actualidad, Rusia ha desplegado unos 100.000 soldados cerca de la frontera con Ucrania. Un movimiento confirmado por imágenes satelitales el 20 de enero de 2022 y que ha encendido las alarmas en Occidente. Así, Putin pretende presionar a Zelensky, líder ucraniano, para que distancie sus posturas con la UE y OTAN. Y es que Ucrania no forma parte de estas aunque se encuentre dentro de los objetivos de su gobierno.
Mientras tanto, Occidente muestra su apoyo a la exrepública soviética en lo que se conoce como conflicto de Ucrania aunque, por el momento, se limita a una tensión diplomática.
3. Metodología
Para discernir si el discurso imperante sobre los medios de comunicación durante la tensión en Ucrania es periodístico o, por el contrario, propagandístico se han analizado los titulares de la primera semana del conflicto, es decir, aquellos publicados entre el 20 y 26 de enero de 2022.
Concretamente, se han extraído todos los titulares referentes al tema en cuestión de tres medios digitales diferentes: The Sun, Komsomolskaya Pravda y El País. Así, la muestra está compuesta por un periódico británico, ruso y español, respectivamente, elegidos por su transcendencia informativa en dichos países.
En concreto, El País es el periódico con mayor audiencia tanto por canales digitales como físicos en España, The Sun es el diario británico más leído actualmente con transcendencia internacional desde la Segunda Guerra Mundial y Komsomolskaya Pravda es el segundo diario con mayor tirada en Rusia fundando como órgano oficial del Partido Comunista de la Unión Soviética, línea editorial que aún mantiene.
En consecuencia, se analiza la dinámica periodística o propagandística desde todos las perspectivas: la británica inserta en el prisma de la OTAN y UE, la del bando ruso y la de un país más neutral aunque afín al bando occidental.
Una vez recopilados los titulares, estos se han estudiado cronológicamente y de manera aislada respecto a los diferentes medios. En otras palabras, la observación se estructura en bloques, según la nacionalidad del periódico en cuestión, y dentro de los mismos se tratan los titulares según su orden de aparición.
A su vez, los titulares se han visto expuestos a los principios de propaganda tipificados por Goebbels y a los principios elementales de propaganda de guerra para determinar si realmente hay incidíos propagandísticos en los mismos o, por el contrario, la información se ha tratado desde la concepción periodística sin corromper los hechos hacia una narrativa favorable.
Se debe destacar que se han escogido dos tipologías de principios diferentes para desarrollar un análisis mucho más completo y complementario de los titulares. Así, se pretende tanto localizar elementos propagandísticos en los mismos como insertar el sentido de estos titulares dentro de unos intereses diferenciales entre los periódicos escogidos.
No se ha optado por un análisis comparativo entre los diferentes titulares de los medios por días en aras de profundizar en la posible dinámica propagandística del medio. Y es que se debe considerar la propaganda como una estrategia estructural entendida como un todo compuesta por partes en forma de titulares.
La propaganda no se puede analizar aislando sus evidencias sino conectándolas para estudiar como la píldora de propaganda en cada titular tiene cómo objetivo algo mucho mayor, por instancias, la adhesión a una perspectiva concreta sobre un conflicto. Así, los titulares son la parte de un todo propagandístico.
En otras palabras, la posibilidad de introducir explícitamente propaganda en los titulares no es casualidad sino un paso escogido minuciosamente por el propagandista como parte de una estrategia implícita mucho mayor. Así, enfocando el análisis como una diferenciación entre medios a través de sus titulares, no solo se pretende distinguir la propaganda en los mismos sino, además, comprender el interés principal sobre el que estos versan.
3.1 Principios aplicados para el análisis de titulares
3.1.1 Principios de propaganda tipificados por Goebbels
El ministro de propaganda alemán durante el régimen totalitario nazi, Joseph Goebbels, desarrolló estrategias y técnicas sofisticadas para manipular a la opinión pública a través la propaganda. El teórico codificó y concretó unos principios ya existentes tácitamente desde la antigüedad, los denominados principios de propaganda de guerra (Cantano et al, 2014:72-97).
Entre todos estos principios se han seleccionado los más transcendentales para contrastar los titulares de los medios escogidos y así, analizar la dimensión propagandística durante la tensión ucraniana.
Las guerras son complejas y difíciles de comprender para la sociedad. Por ello, lejos de una explicación geopolítica, para persuadir de forma efectiva a la opinión pública, se deben transmitir ideas breves y claras de una forma directa y simple, el denominado principio de simplificación.
De hecho, en ocasiones, se tiende a focalizarse sobre un objetivo o persona para que sea mucho más sencillo de asimilar. Algo que se conoce como principio de enemigo único.
Sería el caso de los nazis que simplificaron su mensaje centrándose sobre un enemigo único, los judíos, en lugar de explicar sus motivaciones estratégicas reales. Así, todas sus acciones se limitaron a difundirse propagandísticamente exponiendo que tan solo pretendían liberar a Alemania y al mundo de la amenaza judía (Corella, 2007).
Otro principio es aquel referido a la exageración, desfiguración y minimización de los acontecimientos directamente relacionado con la desinformación, es decir, la manipulación de la información. En consecuencia, cada bando deformará los hechos en función de su interés propagandístico, por ejemplo, convirtiendo anécdotas en amenazas graves o amenazas graves en simples anécdotas.
A modo de ejemplo, la UCK, Ejército de Liberación de Kosovo, en su enfrentamiento con la OTAN explotaba hasta el cansancio sus muy limitados éxitos militares, incluso si eran accidentes o errores yugoslavos. En concreto, masificaron el hecho de haber derribado un helicóptero cuando en realidad este se había caído y tampoco supondría un cambio en el transcurso de la guerra (Sapag, 200: 437-442).
El principio de vulgarización adapta el mensaje a un nivel lingüístico mucho más popular para poder tanto llegar a un mayor número de personas como generar simpatía en la sociedad.
Sería el caso de propaganda británica durante la Primera Guerra Mundial con titulares como “ayudemos a nuestros camaradas”, pues más personas se verán identificadas ante el vulgarismo camaradas (Iglesias, 1997).
Asimismo, en este titular también se ejemplifica el principio de unanimidad y contagio según el cual se busca cohesionar a la sociedad a través de formulas que impliquen un nosotros, en este caso “ayudemos” o “nuestros”.
Este principio también se puede manifestar mediante la aparición pública o a través de las declaraciones de líderes de opinión que contagien a la masa acerca de una perspectiva para que esté dispuesta a realizar un esfuerzo colectivo. Sería el caso de Churchill enunciando “sangre, sudor y lágrimas” para que, debido a su carisma y respeto social, la población se adhesione a la causa (Pizarroso, 1990).
Por su parte, el principio de silenciación está directamente relacionado con la censura, es decir, el control sobre el flujo de información séase omitiendo o acallando cuestiones sobre las que no se tienen argumentos.
Por ejemplo, la autocensura de los periodistas durante la guerra de Corea ante el temor por las posibles represalias del comité de investigación de actividades antiestadounidenses dirigido por el senador McCarthy (Guerra, 1997:280-282).
El principio de orquestación manifiesta que el mensaje propagandístico debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirse para acabar persuadiendo, como en la apelación constante a la unidad desde el bando republicano en la fase final de la guerra civil española (Grandela, 2002).
Finalmente, el principio de transfusión apela a las filias y fobias preexistentes en el sentir general de la sociedad en aras de su persuasión. Por ejemplo, Estados Unidos se caracteriza por su visión idealista de la vida. Así, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, se incidía en una posible supresión de sus libertades en caso de ser derrotados para fomentar la actitud beligerante de su pueblo.
Los ciudadanos, al tener interiorizado el concepto libertad y verse identificado con este, entonces, lucharían por la defensa de dicho valor. Y es que un ataque hacia el mismo equivaldría a uno contra su propia persona (Conoscenti, 2004).
3.1.2 Principios elementales de propaganda de guerra
La Primera Guerra Mundial se considera históricamente como el nacimiento de las guerras conceptualizadas como totales ante las mejoras tecnológicas en armamento, transporte y comunicación. Así, se comenzó a necesitar un mayor esfuerzo para persuadir a la población, ya que el conflicto podría afectar a cualquier en cualquier lugar.
En consecuencia, la propaganda se sistematiza a través de instituciones exclusivamente dedicadas a la misma. La profesionalización de los propagandistas respecto a conflictos armados acaba suponiendo la tipificación de los denominados principios elementales de propaganda de guerra (Morrel, 2001).
Durante la primera fase del conflicto e incluso antes de que este suceda, las potencias tratan de blindarse como inocentes para protegerse de la opinión pública, tanto nacional como internacional, a cerca de la responsabilidad sobre las futuras bajas que este suponga. Para ello, se utilizan los principios de nosotros no queremos la guerra y aquel del adversario es el único responsable.
En consecuencia, desde un primer momento, el propagandista tratará de controlar la narrativa del conflicto aunque, en ocasiones, esta ya venga dada. Sería el caso de la Guerra Civil en la que el bando afín a la República se escudaba en dichos principios para atribuir la responsabilidad a los sublevados tras el golpe de estado (Pizarroso, 1990).
Otro principio es el del enemigo tiene el rostro del demonio, directamente relacionado con el enemigo único y simplificación explicada en los principios tipificados por Goebbels. En este caso, personificando la culpabilidad de la guerra, usualmente, en el líder enemigo.
Esta técnica es mucho más efectiva cuando dicho adversario tiene, a su vez, un culto a la personalidad en su país, por ejemplo, como sucedió con la demonización sobre el venerado Sadam Hussein para simplificar y justificar la intervención estadounidense en la guerra del Golfo Pérsico contra Irak (Pizarroso, 2005).
Asimismo, la propaganda se suele apoyar en los principios del enemigo comete atrocidades y el enemigo utiliza armas no autorizadas para justificar la intervención de una potencia en el conflicto. Unos principios evidenciados en la ocupación de Irak ante la supuesta pertenencia de armas nucleares (Sapag, 2004) o de la OTAN en Kosovo ante el supuesto genocidio albano por parte de los yugoslavos (Malcolm, 2000). En ambos casos, se acabó demostrando la falsedad de sendos preámbulos pero que, sin embargo, sirvieron para obtener el apoyo de la opinión pública para dichas incursiones.
Unos principios ligados a aquel de enmascarar fines reales cómo causas nobles. Respecto a los casos anteriormente ejemplificados, se proyectaba llevar la paz, democracia y protección a los ciudadanos iraquíes y albano-kosovares. No obstante, los objetivos reales de las potencias estaban insertos en una concepción geoestratégica ajena al bienestar social de sus pueblos.
4. Objetivos
4.1 Generales
La principal finalidad del estudio es conocer hasta qué punto la prensa asume realmente su compromiso social en un ámbito tan sensible como una posibilidad de conflicto armado. En otras palabras, discernir los elementos propagandísticos de los periodísticos para conocer en qué dinámica se encuentran actualmente los medios: sometidos por los intereses del poder o reaccionarios para amparar al pueblo.
En definitiva, diferenciar los aspectos propagandísticos de los periodísticos en los titulares para medir el compromiso y responsabilidad de los medios en su ejercicio profesional.
4.2 Específicos
En cuanto a objetivos específicos, se pretende profundizar en el prisma propagandístico para evidenciar la estrategia implícita de cada medio detrás de la suma de sus titulares. En otras palabras, mostrar la motivación de los diferentes periódicos a partir de la formalización de esta en titulares propagandísticos.
Asimismo, se estima determinar qué medios han sido más honestos respecto a los principios periodísticos y cuáles han desembocado en el discurso propagandístico. También, se persigue conocer cómo se manifiesta la propaganda en la actualidad respecto a la antesala de un conflicto. Aspectos particularizados desde la concepción de cada medio.
5. Desarrollo
Siguiendo los pasos presentados en la metodología, se analizarán cronológicamente los titulares de un medio británico, ruso y español de manera independiente para discernir si su contenido es periodístico o, en su detrimento, el contenido propagandístico es el imperante en la narrativa del conflicto en Ucrania.
5.1 Medio británico: The Sun
El primer titular directamente relacionado con la tensión en Ucrania difundido por The Sun se publica el 20 de enero, día en el que se descubre la acumulación de tropas rusas cercanas a la frontera del país dirigido por Zelenski.
“Encuentro cercano: Tres buques de guerra rusos escoltados a través del Canal de la Mancha por buques de la Royal Navy en medio de los temores de la Tercera Guerra Mundial”. El titular resulta ciertamente informativo al notificar el hecho de la escolta. Sin embargo, The Sun exagera el acontecimiento como un preludio a la Tercera Guerra Mundial aprovechándose de rumores alejados del tono periodístico. Un principio, el de la exageración, que le sirve al medio para infundir miedo en la opinión pública británica frente a lo que se presupone es un enemigo único, Rusia.
Y es que cómo se proyecta, se trata de un encuentro cercano insinuando que la guerra no solo puede estar próxima en tiempo, también en ubicación. Por lo tanto, utiliza una información para difundir propagandísticamente el mensaje de que los británicos deben estar preparados ante una posible guerra.
A diferencia del primer día, en el que tan solo se presentaba un titular tratando la problemática que enfrenta a Occidente con Rusia, en el segundo, es decir, el día 21, el número de publicaciones comienza a ser mayor.
De hecho, este fenómeno se repite a lo largo de la semana incluyendo cada día progresivamente una cifra superior de noticias respecto a la jornada inminentemente anterior. Un aspecto consecuente a la concienciación por parte de, en este caso, The Sun sobre la transcendencia del conflicto.
La relevancia del asunto hace que el periódico condense aún más la propaganda en sus titulares para que sus lectores se sumerjan paulatinamente en un contexto posiblemente bélico. De hecho, el titular “Eje del mal: Putin rodeará a Europa con juegos de guerra masivos junto con China e Irán mientras 100.000 rusos se preparan para invadir Ucrania” del día 21, es eminentemente propagandístico.
En el titular citado se presenta un enemigo único al que se exagera desde el prisma del principio de transfusión. En este caso, se apela al miedo contra el comunismo al mencionar tanto a China como a Irán mientras se apoya en el principio de que el enemigo tiene el rostro del demonio personalizado en la figura de Putin.
Desde este momento, The Sun comenzará a simplificar el conflicto como una guerra buscada por Putin y no tanto por los rusos. Ciertamente, se defiende al pueblo mientras se demoniza a su líder para unificar el mensaje propagandísticamente en un enemigo único. Una estrategia utilizada para que la opinión pública no aborrezca a la población rusa, muchos de ellos emigrados a Reino Unido, sino tan solo a su líder. Así, se proyecta que los rusos son inocentes marionetas de Putin.
Además, esta propaganda de agitación, que busca un efecto inmediato en la sociedad como lo es despertar el terror en su subconsciente, pretende proteger la reputación de Reino Unido. En otras palabras, el titular presenta un eje del mal que está dispuesto a combatir insinuando, entonces, que en caso de que la tensión acabe en guerra, los británicos entrarían solo para defenderse. Se expone a Rusia como causante desde su actitud beligerante y a Reino Unido como una pacífica potencia que se ve obligada a combatir. No obstante, en una guerra, las responsabilidades son siempre compartidas.
Así, se utilizan los principios de nosotros no queremos la guerra y el adversario es el único responsable, preservando la imagen de Reino Unido como inocentes a futuro pese a que, en un supuesto caso de estallar, estos cometan atrocidades.
En el segundo titular del día 21, “Discurso de guerra: Boris Johnson advierte de un "desastre para el mundo" si Putin entra en Ucrania mientras se les dice a los soldados rusos que "preparen para la guerra”, se vuelve a incidir en el principio del enemigo tiene el rostro del demonio simplificando el conflicto a una guerra provocada por Putin que no por Rusia. De hecho, es el líder quién ordena a los soldados, cómo si fueran peones, preparar la guerra.
Respecto al 23 de enero, como tercer día de confrontación, se publica el titular: “Soldados ucranianos listos para "desgarrar a los rusos con sus propias manos", dice el general mientras el país se prepara para resistir la invasión” incidiendo principalmente en el principio de vulgarización y exageración sumado a la transfusión como fobia occidental ante el término invadir que apela al expansionismo totalitario de la Segunda Guerra Mundial.
En el segundo, “Vladimir Putin planea instalar un títere ruso para dirigir Ucrania” se vuelve a demonizar al líder ruso como enemigo único y vulgariza semánticamente sus fines político-militares ante el término títere. Así, además, simplifica los objetivos a una dimensión mucho más entendible por la sociedad.
Mientras tanto en “Temores de guerra: Riesgo de que Rusia invada Ucrania "extremadamente alto", dice el embajador de Reino Unido, ya que 100.000 soldados están estacionados en la frontera”, se proyecta al embajador como una figura respetable cuyo mensaje penetrará de forma efectiva en los lectores debido a la credibilidad ligada a su puesto desde el principio de unanimidad y contagio. Así, además, el pueblo se unirá ante un enemigo único.
Se debe destacar que en ningún momento se esclarecen tanto los objetivos británicos, como miembro de la UE y OTAN, o rusos sino que el mensaje se simplifica para cohesionar a la sociedad. En consecuencia, se opta, también, por el principio de silenciación al censurar los motivos reales del conflicto.
El día 24 comienza con el titular “Brits & Yanquis se retirarán de Ucrania por temores de invasión de Rusia mientras Biden busca enviar 50.000 soldados a la frontera”. En primer lugar, se utiliza el principio de vulgarización para, ciertamente, desdramatizar la guerra ante la apelación a británicos y estadounidenses desde una denominación popular.
Asimismo, se enmarca claramente el principio de que nosotros no queremos la guerra y el adversario es el único responsable, pues Biden mandará tropas, pero consecuente a la posible invasión rusa. Así, se sesga un mismo hecho, el envío de tropas, positivamente desde una concepción defensiva por parte de la OTAN y negativa como una amenaza ofensiva desde el bando ruso.
Sin embargo, la guerra es por definición una lucha armada entre dos estados entiendo a ambos como ofensivos y defensivos simultáneamente. Por lo que, The Sun trata de imponer su narrativa a través de la propaganda.
Más tarde, se publica “La invasión de Rusia a Ucrania "solo es cuestión de tiempo", ya que Occidente "no tiene pelotas" para luchar contra Putin, dice el ex espía de la KGB”. En los diferentes titulares se reincide en la idea de que Rusia, personificada en Putin, es el enemigo único siendo entonces una orquestación o repetición del mensaje para acabar considerándose verdad y asimilándose, como define su principio.
Además, se tiende a la vulgarización para causar un mayor impacto en la opinión pública con "no tiene pelotas" e incluso, mediante la transfusión, apelar a la cobardía de los británicos para conseguir que, propagandísticamente, la sociedad esté dispuesta a combatir.
Todo ello mientras se repiten fórmulas temporales mediante "es cuestión de tiempo" presentando la posibilidad de que el conflicto estalle a corto plazo. Un claro ejemplo de propaganda de agitación que pretende obtener una respuesta inmediata. Algo característico en situaciones de crisis para contar con el apoyo de la retaguardia en caso de que comiencen los disparos, pues ninguna batalla se puede ganar sin el apoyo de la sociedad. Prueba de ello es Vietnam.
La guerra es en esencia psicológica, si se combate por algo o alguien con lo que uno se identifica, se tendrán más posibilidades de vencer. Sin embargo, si no se quiere luchar y, además, la retaguardia no apoya la causa, el ejército estará desmoralizado siendo más probable la derrota (Pizarroso, 2005).
Por ello, los titulares pretenden continuamente agitar a la sociedad, que simpatice con la causa y se mantenga adhesionada a las decisiones de sus líderes políticos. Así, en caso de acabar formalizándose la guerra, la sociedad estará tanto dispuesta a luchar como a secundarla.
El último titular de dicho día en The Sun es “Boris Johnson dispara una advertencia a Putin, ya que invadir Ucrania sería "desastroso" y "doloroso, violento y sangriento”. El periodista, inmerso en una dimensión propagandística de esfuerzo de guerra, destaca las palabras más crudas y morbosas del primer ministro británico enmarcándolas dentro del principio de unanimidad y contagio, pues se utiliza la figura de Johnson para que la sociedad británica se cohesione desde el discurso del líder de opinión. Y es que, la sociedad será más receptiva ante su discurso que ante aquel de otro cargo sin importancia institucional.
La dinámica de The Sun continúa su curso durante el día 25 intensificando progresivamente su carga propagandísta. Esta es cada vez más vulgar en aras de aumentar el número de británicos comprometidos con la causa debido a la concepción sensacionalista de los mensajes. Además, se reincide en la personificación de Putin como enemigo único para simplificar el conflicto, pues las guerras son en esencia complejas y fundamentadas en motivos tanto geopolíticos como económicos. Así, presentando las causas desde una perspectiva mucho más asequibles para la masa, es más sencillo persuadirla.
Prueba de esta demonización al líder ruso encontramos el titular “Vlad el invasor: Los juguetes de guerra de Putin están listos para desatar el infierno en Ucrania desde tanques de robots hasta drones sigilosos y Klashnikov voladores”. En dicho titular se incide en Putin como un enemigo único con el rostro del demonio proyectado desde la transfusión, este caso, como si fuera Vlad, popularmente conocido como Drácula. Así, se deshumaniza a Putin mientras se exagera semánticamente la posibilidad de un infierno ucraniano refiriéndose al principio de que el enemigo cometerá atrocidades.
Precisamente, ligado a la fobia respecto a Vlad, en otro titular, Putin también se ve demonizado desde el prisma de la transfusión, pero, esta vez, comparándolo con Hitler en: “Putin podría usar desde ataques químicos organizados hasta el libro de jugadas de la invasión de Hitler para desencadenar la guerra de Ucrania”.
Asimismo, se exacerba la capacidad militar rusa ante el principio de que el enemigo utiliza armas autorizadas, en este caso, ataques químicos. Algo que sirve para apelar al mismo tiempo, desde la transfusión, a la internacionalmente temida bomba nuclear. Así, se presenta a Putin como un destructor.
Al mismo tiempo se difunde: “Guerra total: La milicia neonazi de Ucrania se prepara para "luchar hasta la muerte" en la guerra de Rusia con las fuerzas guerrilleras y los tanques Mad Max”. The Sun opta por desfigurar y vulgarizar la guerra desde el prisma ucraniano. En el primer titular, se muestra a una Rusia dirigida por Vlad, como un enemigo inexpugnable con un poderoso armamento sofisticado mientras que, en este segundo, el ucraniano es vulgar y casi cómico apelando a la transfusión desde Mad Max. Así, también se utiliza el principio de la minimización para mostrar a una Ucrania indefensa y, entonces, insinuar que necesita ayuda internacional.
Por último, el día 26 de enero The Sun menciona por primera vez a sus aliados, aunque no de manera explícita, desde un sentido de alianza occidental frente a Rusia como enemigo único.
Prueba de ello es el titular “Quitar las garras al oso: Occidente está igualando a la máquina de guerra de Putin con miles de tropas, misiles de jabalina y aviones de combate F-16”. Así, se muestra a un Occidente unido contra el demonizado Putin presentado, a su vez, desde la transfusión como un oso despiadado. Además, el titular desde el principio de unanimidad y contagio pretende fomentar que sus ciudadanos refuercen el vínculo con los diferentes pueblos occidentales para fortalecer dicha unión contra Rusia.
En relación con la alianza de Occidente, el día 26 se hace referencia a esta, pero profundizando más que las anteriores jornadas. Por ejemplo, en el titular “Gran Bretaña pide a los aliados de la OTAN que inunden Ucrania con armas para defenderse de la invasión rusa mientras Putin moviliza su máquina de guerra” se concreta dicha unión occidental implícita directamente en la OTAN.
Asimismo, se hace propaganda de la Gran Bretaña mostrándose como “primus ínter pares”, es decir, la potencia que toma la iniciativa y, por ello, desempeña un papel más relevante dentro de la organización que otros países miembros.
No se dice que la OTAN moviliza tropas, algo que sería mucho más informativo, sino que van a inundar a Ucrania de soldados porque Reino Unido así lo ha exigido. Un aspecto directamente relacionado con el tipificado principio de desinformación, que manipula el contexto aún manteniendo la verosimilitud, y con el principio de exageración mediante el término "inundación" que exacerba la capacidad militar de su bando.
En este caso, además, se vuelve a incidir en los principios del adversario es el único responsable y de nosotros no queremos la guerra, ya que se presenta al enemigo único semánticamente como un invasor. Por lo tanto, se argumenta, desde el prisma occidental, que el envío de tropas se debe a una guerra defensiva para protegerse, cuando realmente ninguna lo es.
El titular “Marcha sobre Kiev: Putin despliega 20 buques de guerra y 1.000 paracaidistas de élite en la frontera con Ucrania mientras planea un ataque relámpago contra Kiev” habría sido periodístico de mencionar tan solo la movilización de tropas rusas. Sin embargo, otorga la responsabilidad exclusiva a su líder para simplificar el conflicto y unificar el mensaje hacia un enemigo único. De hecho, incluso apela a la transfusión en dicho "ataque relámpago" comparando a Rusia con la Alemania nazi y su blitzkrieg.
The Sun desinforma sobre la invasión, ya que es una posibilidad, pero se presenta como certeza, pese a basarse en especulaciones alarmistas en lugar de hechos contrastados, alejándose de la concepción periodística.
A modo de resumen, el medio británico, inserto en una dinámica de propaganda de agitación, enfoca sus titulares en tratar de eximir a Reino Unido de la responsabilidad de una posible guerra ante principios como el adversario es el único responsable y nosotros no queremos la guerra.
Asimismo, a través de técnicas como la transfusión, vulgarización, deformación, exageración o el uso de armas no autorizadas por el contrario, se busca simplificar el conflicto a que Rusia es el enemigo único.
Desde una concepción propagandística, no interesa explicar las motivaciones reales de la posible guerra, sino que se simplifica exponiendo que, si ésta estallara, el responsable es Putin desde el principio de que el enemigo tiene el rostro del demonio. Una deshumanización mucho más fácil de hacer debido al hecho de que el líder ruso tiene un culto de personalidad en su país.
Así, The Sun sugiere que la posible entrada de Reino Unido ante una eventual guerra no se debe a intereses estratégicos, como sería la entrada de Ucrania en la OTAN y UE para asegurarse un acceso fronterizo con Rusia, sino que simplificaría su incursión en Ucrania a que el despiadado Putin ha provocado el confrontamiento y deben defenderse.
Todos estos mensaje propagandístico se repiten continuamente durante la primera semana de la tensión en Ucrania bajo el principio de la orquestación. En consecuencia, al reiterarse el discurso alarmista de The Sun, este penetra progresivamente en el subconsciente colectivo de la sociedad británica.
5.2 Medio ruso: Komsomolskaya Pravda
Respecto a los titulares recopilados en el medio ruso Komsomolskaya Pravda durante la primera semana de tensión en Ucrania, se puede identificar una estrategia propagandística contraria a la británica, ya que esta vez la narrativa no favorece a las organizaciones occidentales como OTAN o UE ante la movilización de tropas rusas. Por el contrario, se protege y justifica la imagen de Rusia a futuro ante dicho desplazamiento militar.
El medio pretende excusar a Rusia del acontecimiento ante el principio elemental de propaganda de guerra conocido como enmascarar fines reales (prevenir la adhesión de Ucrania a organizaciones occidentales) como causas nobles (persecución a ciudadanos culturalmente rusos en el país).
En este caso, pese a simplificar igualmente el mensaje como forma de propaganda, se utilizará, mayoritariamente, el principio de desinformación y silenciación para favorecer sus propios intereses, como veremos en el transcurso de este apartado.
Para tratar la dimensión propagandística en los titulares de Komsomolskaya se han analizado también los publicados previo al descubrimiento de las tropas rusas en la frontera ucraniana, siempre que estos estén directamente relacionados con la actual posibilidad de conflicto.
Esta excepción en la muestra para el análisis se debe a que Rusia va a tratar de escudar su narrativa y amenazas de ocupación en una serie de motivos anteriores a dicho 20 de enero, los cuales al acumularse supusieron la movilización de sus tropas. Al menos, así se argumenta desde el periódico la posible invasión simplificándola propagandísitcamente.
De hecho, el 29 de diciembre comienzan los ataques al gobierno ucraniano, personificándolos en su presidente, con el titular “Zelensky firmó una estrategia de seguridad de la información y engañó a los ucranianos”. Sin embargo, profundizando en la noticia no se explica en qué consiste dicha estrategia. Por lo tanto, se trata de desinformación en la que, manteniendo la verosimilitud, el medio ruso comienza a sugestionar a la opinión pública en contra de Zelensky.
Más tarde, el 1 de enero, se titula “Ucrania ha cerrado sus aguas a los barcos rusos” desde una concepción mucho más periodística y el 4 de enero, “Notas de una mujer de Kiev: Veo cómo cada vez más mujeres de Ucrania se están marchando a Rusia huyendo del registro militar”.
Este último también se presupone informativo, no obstante, la fuente es anónima y las declaraciones parecen ciertamente forzadas. Así, un titular que parece periodístico, en realidad es una manipulación de la información bajo el principio de verosimilitud.
El 16 de enero se publica “Otra ofensiva ha comenzado contra los rusos en Ucrania: No se pueden encontrar periódicos ni revistas en ruso”, el 19 se titula “Los británicos suministraron a Kiev misiles antitanque de próxima generación”, “La República de Donbass invitó a la ministra de Asuntos Exteriores alemana Annalena Berbock a venir a Donetsk y Lugansk” y “Ucrania está preparando una serie de sabotajes en Donbass: Las instalaciones de soporte vital serán afectadas”.
El primero utiliza propaganda semántica al hablar de una nueva ofensiva, el segundo emplea el principio del enemigo utiliza armas no autorizadas y el cuarto es periodístico aunque, bajo el paraguas de presentar hechos objetivos, se proyecte a las regiones pro rusas como tranquilas y seguras. Sin embargo, pese a ser Donbass una zona en la que se puede vivir en normalidad, o al menos así lo presenta el periódico, la guerra en esta aún sigue su curso. Mientras tanto, en el quinto se incide en que Ucrania atacará a sus ciudadanos.
Una persecución a los ucranianos simpatizantes con Rusia, especialmente localizados en la región del Donbass, en la que se incide el 21 de enero con el titular “La RPD (grupo pro ruso) registró la preparación de Ucrania para el estallido de hostilidades activas en Donbass”.
Así como el 22 en “No puedes tomar fotos con rusos, tampoco puedes hablar. Ucrania asusta a los atletas antes de los Juegos Olímpicos”. Dos noticias basadas en el principio propagandístico de la desinformación mediante el cual se manipula la información y se descontextualiza para generar un odio en la opinión pública rusa hace el gobierno ucraniano y, entonces, en caso de acabar oficializándose la incursión en el país vecino contar con una sociedad cohesionada y dispuesta a afrontar el esfuerzo de guerra necesario.
Por lo tanto, Komsomolskaya lleva proyectando desde diciembre que Ucrania, bajo el principio de enemigo único, está persiguiendo a su población pro rusa o culturalmente rusa por cuestiones diversas como el lenguaje. De hecho, se expone incluso que el gobierno de Zelensky está dispuesto a sabotear sus instalaciones de necesidad básica, refiriéndose al principio de que el enemigo comete atrocidades.
De esta forma, en el supuesto caso de que el conflicto acabe siendo real y se invada Ucrania, Rusia podrá escudarse bajo el principio de enmascarar fines reales como causas nobles. En este caso, justificarían su ataque no como un movimiento geoestratégico, tanto político como económico, sino que se simplificaría a la intervención para ayudar a la población rusa perseguida en el país vecino.
Al no haber estallado todavía la guerra, este principio de enmascarar fines reales aún no puede discernirse en los titulares de Komsomolskaya. Sin embargo, se han ido plantando las semillas necesarias para que de acabar produciéndose el enfrentamiento armado, Rusia tenga una justificación, aunque esta no sea realmente suficiente como para significar un casus beli. Por ello, el medio ruso está tratando, con dichos titulares, proyectar un mensaje único para que la población se encuentre inmersa en dicha narrativa propagandística.
El 20 de enero, día en el que se descubren las tropas rusas cercanas a la frontera ucraniana y los periódicos occidentales hacen eco del peligro, el titular de Komsomolskaya es “Los estadounidenses no ven que no queremos la guerra”. En este, se apela a la unanimidad y contagio utilizado la primera persona para generar un nosotros cohesionado en el interior de Rusia. Además, se exponen los principios de nosotros no queremos la guerra y el enemigo es el único responsable salvaguardando su inocencia frente a un Estados Unidos, en este caso proyectado como enemigo único, al que se le presenta con actitud beligerante.
Se debe destacar que la paulatina movilización de tropas rusas no se notifica en ningún momento por el medio, tampoco se publica dicho hecho el día que es conocido todo el mundo. Así, el medio opta por la censura bajo el principio de silenciación.
De hecho, llega incluso a desmentir, ciertamente, la posibilidad de que Rusia pueda llegar a ocupar territorio ucraniano. Prueba de ello es el titular del 22 de enero, “Ucrania presenta escenarios de invasión a cada cuál más aterrador y fantástico que el otro” minimizando, entonces, la posición rusa en el conflicto para que, propagandística, se persuada a su población que Occidente miente y que Rusia no quiere la guerra.
El 24 de enero, día en el que organismos internacionales como la UE se reúnen y medios de Occidente inundan los periódicos con la tensión en Ucrania, Komsomolskaya triplica el número de noticias respecto al resto de semana ante una clara motivación contrapropagandísitca en aras de que su versión sea la que se visibilice sobre el resto.
En primer lugar, censura el hecho de la movilización de tropas rusas a Ucrania, pero remarca el probable envío de milicias occidentales como en “El Pentágono puso en alerta máxima a 8,5 mil soldados” o “La OTAN está considerando enviar tropas adicionales a las fronteras orientales”. Los titulares en sí son periodísticos, ya que se limitan a informar sobre acontecimientos reales. No obstante, sumados a la censura, se orquesta la idea de que Occidente está dispuesto a combatir ante una Rusia mucho más pacífica. Al proyectar tan solo una parte de la realidad, esta se sesga propagandísticamente.
Por lo tanto, la propaganda del medio ruso es mucho más cauta. Esta no se desprende directamente de sus titulares sino de la suma de los mismos junto a aquellos que no se publican. Por lo tanto, para entender dicha dimensión se debe considerar el computo global de sus noticias junto al contexto inmediato, es decir, tener en consideración tanto lo que se dice como lo que no. Así, se puede discernir que apela a los principios de nosotros no queremos la guerra y el adversario es el único responsable ante la notificación exclusiva de la movilización de tropas occidentales y no de las rusas.
En consecuencia, se desinforma al no contar la historia entera y centrar su discurso en un Occidente ofensivo y una Rusia defensiva que, en caso de estallar la guerra, habrá justificado su intervención aunque las guerras sean por definición siempre ofensivas, pues aún defendiendo siempre se ataca (Von Clausewitz, 2010).
Para apoyar dicha versión, según la cual Rusia no quiere la guerra, el medio se apoya en los titulares “Borrel dijo que no hay amenaza de un ataque inmediato de Rusia contra Ucrania”, “El jefe del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional de Ucrania dijo que no hay razón para entrar en pánico en el país” y “Zelensky dijo que la situación en Ucrania está bajo control y que no hay razón para entrar en pánico”, del mismo 24 de enero.
En este caso, se apoya en líderes de opinión para que, a través tanto del principio de verosimilitud como de unanimidad y contagio, la versión de una Rusia pacífica que no pretende combatir sea mucho más creíble. Aún más teniendo en cuenta que dichas personalidades pertenecen al bando enemigo. Precisamente, se escogen las palabras de Borrel, vicepresidente de la Comisión Europea, y de cargos relevantes en el gobierno de Ucrania.
Estos titulares, al analizarlos independientemente, se desarrollan desde el prisma periodístico, ya que no tienen carga opinativa ni propagandística. Las palabras fueron pronunciadas y, por lo tanto, no se modifica la realidad.
Sin embargo, en su conjunto, los titulares suponen una clara manipulación sobre el sentir general ruso debido a que tan solo se visibilizan las declaraciones acerca de la imposibilidad de una guerra y no se publican las palabras de temor por la misma, también presentes en los discursos de dichos líderes. Por lo tanto, se vuelve a incidir en proyectar tan solo una parte de la realidad, censurando aquella que no interesa a la narrativa de Komsomolskaya, apoyándose en el principio de desinformación.
En otras palabras, no solo se censura bajo el principio de silenciación la movilización de tropas rusas y sus maniobras cercanas a la frontera ucrania, también se utilizan personalidades destacadas del contrario para confirmar la versión rusa de que no quieren la guerra. Mientras tanto, se obvian las declaraciones alarmistas desde Occidente así como su perspectiva del conflicto.
Además, paralelamente, se enjuicia el envío de tropas de la OTAN y Estados Unidos dando la sensación de que el bando con más predisposición para luchar es el rival. Así, Komsomolskaya desarrolla una propaganda imposible de identificar si se analizan los titulares de forma aislada, pero manifiesta cuando estos se toman en consideración en su conjunto junto al contexto real que circunda a la tensión en Ucrania.
El mismo día 24, además, se publica “Zakharova habló sobre el plan de Estados Unidos para destruir moralmente a los ucranianos” y “Las provocaciones de Zelensky contra Rusia se intensifican día a día”.
Dos titulares propagandísticos en los que, apoyándose en la desinformación, se acentúan en un enemigo único. En este caso tanto Estados Unidos como Zelensky, siendo por lo tanto el adversario el único responsable en caso de acabar el conflicto en uno armado, según indica el propio principio.
El 25 de enero, apoyado en el principio de transfusión, Komsomolskaya titula “La guerra de Zelensky será como la blitzkrieg de Saakashvili” haciendo referencia a la táctica de combate nazi utilizada en la Segunda Guerra Mundial y al presidente georgiano cuyo mandato se considera totalitario y antidemocrático, tras alcanzar el poder en su país mediante una revolución.
Por lo tanto, se utiliza el principio del enemigo tiene el rostro del demonio y del enemigo único para simplificar el conflicto en defenderse de un Zelensky despiadado visto desde la transfusión como un líder dictatorial y fascista.
También se publica “¡Guerra de nervios! Occidente empuja a Kiev a una verdadera guerra con Rusia”. Este día 25 acaba confirmando la tendencia de la jornada anterior, suponiendo un punto de inflexión en el medio ruso que opta definitivamente por utilizar la propaganda de forma directa y no indirectamente cómo venía haciendo durante la semana y meses anteriores. En este caso, se demoniza a Occidente como incitador de Ucrania por lo que se incide en la difusión del discurso de que Rusia que no busca la guerra y que el adversario es el único responsable.
Se debe destacar que en ningún momento el periódico ruso explica las motivaciones reales de la guerra basándose, principalmente, en la silenciación y censura. El medio tan solo proyecta a una Ucrania que persigue a la sociedad pro rusa y un Occidente dispuesto a combatir incluso amenazando e incitando a que la tensión acabe explotando. No obstante, no se esgrimen los objetivos estratégicos del enemigo ni los propios.
Komsomolskaya trata en todo momento de simplificar el mensaje y enmascarar los fines reales (evitar la adhesión de Ucrania a la OTAN y UE) como causas nobles (prevenir la persecución a sus iguales en términos culturales dentro de las fronteras ucranianas). Todo ello para alejar a Rusia de los focos de responsabilidad.
El día 26 de enero, el medio ruso inserto en la dinámica de propaganda de agitación, publica “¡Donetsk está rodeado! ¡Brlovka está cortada!" Las tropas cibernéticas de Ucrania y la OTAN ya han comenzado una nueva guerra en Donbass”.
En este caso, se vuelve a exponer a Ucrania y la OTAN desde el principio de enemigo único, al tratar de mostrarlos como culpables de una nueva guerra en el Donbass. Asimismo, al ser esta región pro rusa, también se incide en el principio de unanimidad y contagio pues la población de Rusia se verá identificada con estos. Adicionalmente, se trata de una desinformación apoyada en el principio de exageración, ya que realmente las ciudades citadas no estaban rodeadas ni cortadas.
En otras palabras, Komsomolskaya se aleja de la que había sido hasta entonces su estrategia de propaganda de integración mediante la cual se suministraban pequeñas píldoras de información sesgada que, casi de forma inconsciente, despertaran el odio a Ucrania. En su lugar, desde el citado 25 de enero, se comienza a explotar la propaganda de agitación para obtener respuestas radicales inmediatas.
Una estrategia de integración que llevaba produciéndose desde diciembre de 2021, cómo se ha analizado al comienzo de este mismo apartado. Y es que no se buscaba un rechazo inminente que tan solo se prolongase un breve periodo de tiempo, como sucede con la propaganda de agitación, sino que mediante la propaganda de integración se ha ido consiguiendo la adhesión a la idea del odio al gobierno ucraniano para que esta perdurase en la opinión pública más tiempo o incluso se acabase identificando con la misma.
Una identificación facilitada en esencia desde el principio de unanimidad y contagio, ya que el rechazo a Ucrania surge desde la persecución a los sectores pro rusos de su sociedad. Así, lentamente, proyectando que Zelensky persigue a sus iguales, la sociedad rusa acaba haciendo suya dicha idea.
Una idea que se comienza a exacerbar desde el día 25 en el que, la hasta entonces propaganda de integración, se centra en la agitación para despertar en la población ese odio plantado y cuidado meticulosamente desde hace meses a través de una propaganda indirecta apenas visible. Así, con la agitación, brotará un rechazo que los rusos inconscientemente regaban a base de titulares. Al menos, este es el objetivo de Komsomolskaya para que la opinión pública esté dispuesta a afrontar una guerra que parece cada vez más cercana.
Por último, el día 26 de enero el medio ruso titula “Rusia se enfrenta a sanciones: Estados Unidos quiere privarnos de tecnología y Europa tiene miedo de pelear con Moscú”. Consecuentemente, se vuelve a tratar de cohesionar a la sociedad a través del principio de unanimidad y contagio apelando a un nosotros. Una concepción común que agitará al pueblo contra el enemigo único, personificado en Estados Unidos y la OTAN, mientras se exagera la capacidad militar rusa.
Así, Komsomolskaya, desde una concepción propagandística alejada definitivamente de la apariencia informativa, pretende agitar a una sociedad inserta en la narrativa favorable a Rusia, que no a Putin como reiteraba The Sun. Y es que, si el medio ruso reincidiera en la exaltación de su líder político sería mucho más fácil demonizarle desde Occidente.
Además, al insistir en el término Rusia en lugar de Putin, desde el principio de unanimidad y contagio, el ciudadano se ve directamente implicado. No se trata de un tema lejano de la esfera política sino que concierne al pueblo ruso siendo transcendental que este actúe colectivamente en aras de un bien común.
5.3 Medio español: El País
A diferencia de Komsomolskaya y The Sun, El País se encuentra en un territorio parcialmente ajeno al conflicto. Tanto Rusia, posible invasor, como Reino Unido, nación insignia de la UE y de la OTAN junto a Estados Unidos, tienen mayor responsabilidad al ser quienes tomarán las decisiones más importantes en esta tensión. En consecuencia, los medios, conscientes de su relevancia en dichas potencias, tratan de mantenerlos cohesionados mediante el control de la narrativa desde el punto de vista propagandístico que más intereses a las mismas.
Por su parte, El País desarrolla su actividad en España que, pese a formar parte de la OTAN y UE, no radicaliza su postura y apuesta por el diálogo atendiendo, entonces, a ambas versiones. Por lo tanto, se presupone que en sus titulares debe primar la información y el discurso periodístico sobre la propaganda.
Prueba de ello son los titulares del 19 de enero: “Rusia aumenta la tensión al enviar tropas a Bielorrusia para maniobras conjuntas cerca de las fronteras ucranias” y “Occidente redobla los esfuerzos diplomáticos para evitar el conflicto en Ucrania”. En ambos casos se presentan hechos reales aunque es necesario destacar que, semánticamente, se relaciona a Rusia con tensión y a Occidente con diplomacia. No obstante, los titulares se pueden considerar informativos, ya que estos no se sesgan ni incluyen valoraciones personales.
La objetividad es imposible desde el momento en el que se seleccionan unas palabras por delante de otras (Restrepo, 2001:10-13). Asimismo, hacer maniobras cercanas a una frontera aumenta manifiestamente la tensión. Por lo tanto, el periodista ha hecho correctamente su trabajo de analizar, interpretar e informar de la manera más honesta posible atendiendo a los principios éticos y deontológicos sobre los que se cimienta la responsabilidad social del periodismo.
El día 21 de enero se publica “EE UU y Rusia acuerdan profundizar la vía del diálogo para evitar la colisión en Ucrania” y el 22, “La UE, dispuesta a sancionar a Rusia rápidamente si ataca a Ucrania”. Por su parte, el día 24 se titula “La UE se desmarca de Washington y Londres y mantiene a su personal diplomático en Ucrania” y “Europa apoyará a Ucrania con un macropaqueteeconómico de 1.200 millones”.
A diferencia de los dos medios anteriores, los titulares de El País son eminentemente periodísticos. Estos se limitan a informar sobre los hechos que se han producido sin carga opinativa ni sugestionando al lector debido a intereses propagandísticos.
El medio español, asimismo, trata de explicar el conflicto así como la motivación rusa al movilizar sus tropas cerca de la frontera con Ucrania como se publica el 24 y 25 de enero, respectivamente, en “Fechas clave del conflicto entre Rusia y Ucrania: cronología para entender la crisis” y “¿Cuál es el origen de la guerra de Ucrania?”. Un explicación que se presupone necesaria para que la ciudadanía pueda entender la tensión y pueda sacar sus propias conclusiones. Así, el periodismo cumple su función y no impone su propia visión del relato como en los otros medios analizados.
El País también trata el conflicto desde la perspectiva ucraniana como cuando el 25 de enero publica “La vida en tensión bajo la amenaza de guerra en Ucrania: “La incertidumbre es un abejorro en el estómago”. Además, en contraposición con The Sun y Komsomolskaya, pese a mencionar la posibilidad de una guerra, no menciona quién es el causante de la misma. Mientras tanto, los anteriormente citados reincidían en el principio de enemigo único.
Asimismo, presenta el conflicto desde diferentes ángulos teniendo en cuenta a todos las potencias involucradas en el mismo. Como la ya citada situación de los ciudadanos ucranianos o la posición que adoptan Alemania, Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. Algo que se refleja en los titulares “Alemania rechaza enviar armas a Ucrania como sí hacen Washington y Londres” y “Canadá ordena la salida de las familias de sus diplomáticos de Ucrania” del día 25 de enero. En ambos, el periodista se limita a informar y comunicar la realidad sin tintes propagandísticos.
El medio, consciente de la relevancia del conflicto, aumenta progresivamente el número de publicaciones de forma diaria llegando el día 26, punto álgido de la confrontación con las primeras negociaciones Estados Unidos-Rusia, como la jornada con más noticias referentes a la tensión en Ucrania.
Este día se publica: “Estados Unidos y la OTAN rechazan la reclamación de Rusia de frenar la ampliación de la Alianza”, “Reino Unido y EE UU amenazan con sacar a Rusia del sistema de datos bancarios swift”, “El rublo y la Bolsa rusa, golpeados por el conflicto con Ucrania” y “Washington y Bruselas chocan en su estrategia para frenar a Rusia”.
El País utiliza la misma técnica de nominación tanto para un bando como el otro, es decir, no hay una personificación en los líderes políticos sino que siempre se nombra al país. Así, evita demonizar, por instancias, a un Putin que es el principal foco de The Sun o a un Zelensky acusado por Komsomolskaya.
Por otra parte, los titulares se contextualizan y se mantienen fieles a los acontecimientos, evitando la censura y desinformación propagandística que emplea reiteradamente Komsomolskaya. Las motivaciones rusas se explican desde su origen histórico, distanciándose del principio de enmascarar fines reales como causas nobles, y no se menciona a ninguna potencia como responsable de la guerra.
El periódico español tampoco exagera o desfigura los hechos, tratándolos siempre desde una dimensión de seriedad tácita que la distancia de las vulgarizaciones en The Sun. Asimismo, no emplea a líderes de opinión para filtrar un discurso propagandístico a través del principio de unanimidad y contagio.
Al contrario que los otros dos medios anteriormente analizados, desde un prisma periodístico, El País se limita a informar de los hechos que acontecen cada día teniendo en cuenta que la objetividad es imposible y la selección de palabras puede, ciertamente, conducir hacia una versión u otra. Sin embargo, los titulares tratan de mantenerse honestamente cercanos a una realidad enmarcada en su propio contexto inmediato e histórico.
Por ejemplo, en “Reino Unido y EE UU amenazan con sacar a Rusia del sistema de datos bancarios swift”, puede que la palabra amenaza sugiera que Rusia está siendo maltratada y el titular tienda a simpatizar con el discurso de OTAN y UE.
No obstante, el acontecimiento debe formularse en palabras y la sentencia occidental sobre expulsar a Rusia del sistema swift es real, así como dañina para el propio país. Por lo tanto, pese a su carga negativa, el término está correctamente empleado en una dimensión periodística responsable y ajena a la propaganda.
En definitiva, diferenciar los aspectos propagandísticos de los periodísticos en los titulares para medir el compromiso y responsabilidad de los medios en su ejercicio profesional.
6. Conclusiones generales y particulares
A través del estudio, en cuanto al objetivo general de evidenciar la presencia de propaganda en titulares supuestamente periodísticos, se puede concluir que en los medios The Sun y Komsomolskaya Pravda se hace uso y abuso de la propaganda mientras que El País se mantiene inserto en una dimensión puramente informativa.
En consecuencia, se ha podido comprobar que el compromiso periodístico del medio varía en función de la implicación de su país en la confrontación. Así, cuanta más trascendencia tenga el desempeño de la potencia en el conflicto, mayor será la carga propagandística utilizada por sus medios en aras de mantener a la sociedad cohesionada apoyando las decisiones de sus líderes políticos.
A su vez, respecto al objetivo específico de conocer las estrategias propagandísticas, se puede resumir que cada medio trata de adhesionar a su audiencia en torno a una perspectiva determinada a partir de la suma de propaganda en sus titulares.
En concreto, The Sun demoniza constantemente a una Rusia personificada en Putin para que el pueblo británico, esencialmente mediante exageraciones y vulgarismos de los titulares, se agite en contra del gobierno ruso.
Desde una dinámica también propagandística, Komsomolskaya Pravda busca distanciarse de la responsabilidad de la guerra a través de publicaciones anteriores al propio conflicto focalizado la culpabilidad en Ucrania. El medio ruso se apoya en la desinformación y censura para trata de imponer su propia narrativa simplificando la tensión a la defensa de la sociedad pro rusa.
Por su parte, El País, desde una concepción mucho más neutral, se mantiene fiel a los principios deontológicos del periodismo. Este proyecta todas las perspectivas del conflicto, explica sus causas y consecuencias, e informa sobre los hechos acontecidos de manera honesta sin carga opinativa ni propagandística.
Desarrollándolo de otro modo, mientras que el medio español se limitan a exponer los hechos acontecidos desde una concepción tanto informativa como explicativa, el británico trata de cohesionar a su sociedad en contra de un enemigo en común en previsión de las posibles consecuencias de un conflicto.
Por su parte, el medio ruso sigue un plan. El plan trazado por cualquier país que inicia una guerra: exculparse de su inicio. Por lo tanto, se prevé una incursión rusa en Ucrania que desembocará en un conflicto armado real.
En consecuencia, se puede concluir que los medios de comunicación, pese a presumirse informativos, especialmente en momentos críticos, tienden al contenido propagandístico para sugestionar a la sociedad hacia la narrativa que interese al propio país. Y es que, en caso de no contar con el apoyo de la retaguardia, la derrota será inevitable. Un derrota que quizá no sea militar, pero que lastrará la reputación del gobierno incluso en la posteridad.
Tan solo uno de los tres periódicos analizados no está sometido a los intereses del poder sino que, por contrario, ampara el derecho a la información del ciudadano cumpliendo con sus deberes y obligaciones como periodistas. Aquellos vulnerados por los otros dos medios supuestamente informativos. Y es que periodistas hay muchos, pero profesionales del periodismo no tantos.

7. Referencias
CANTANO MORENO, Antonio y LÓPEZ ZAPICO, Misael. (2014). Propaganda del odio: Las exposiciones anticomunistas en el Tercer Reich, en Historia y Comunicación Social: en https://eprints.ucm.es/id/eprint/57912/1/propaganda.pdf [fecha de consulta: 5 de febrero de 2022]
CONOSCENTI, Michelangelo (2004): Language engineering and media Management strategies in recent Wars, Roma, Bulzoni Editore.
CORELLA TORRES, Norberto (2007): Propaganda nazi. México D.F, Miguel Ángel Porrúa.
D. LASSWELL, Harold (2020): La Propaganda. Roma, Armando Editore.
DARÍO RESTREPO, Javier (2001): “La objetividad periodística: Utopía y realidad”, en Revista Latinoamericana de Comunicación Chasqui, 74. Quito, Centro de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina, pp. 10-13.
GRANDELA, José Manuel (2002): Balas de papel. Anecdotario de propaganda subversiva en la Guerra Civil española, Barcelona, Salvat.
GUERRA GÓMEZ, Amparo (1997): El News Management como comunicación y propaganda institucional norteamericana durante la guerra fría. Historia y Comunicación Social. Madrid, Publicaciones de la Universidad Complutense.
IGLESIAS RODRÍGUEZ, Gema (1997): La propaganda en las guerras del siglo XX. Madrid, Arco.
KAPLAN, Robert (1998): Fantasmas balcánicos. Barcelona, Ediciones B.
KOVACH, Bill y ROSENTIEL, Tom (2012): Los elementos del periodismo: Todo lo que los periodistas del saber y los ciudadanos deben saber. Madrid, Aguilar.
MALCOLM, Noel 82000): Kosovo, a short history, New York, NYUP.
MORELLI, Anne (2001): Principios elementales de la propaganda de guerra, Hondarribia, Hiru.
PIZARROSO QUINTERO, Alejandro (1990): Historia de la propaganda. Notas para un estudio de la propaganda política y de guerra. Madrid, Eudema.
PIZARROSO QUINTERO, Alejandro (2005): Nuevas guerras, vieja propaganda. De Vietnam a Irak. Madrid, Cátedra.
SAPAG MUÑOZ, Pablo (2000): Desinformación exógena y endógena en la guerra de Kosovo en La convergencia de la Comunicación. Madrid, Fundación General Universidad Complutense.
SAPAG MUÑOZ, Pablo (2004): Una doble tragedia. La guerra de Irak y los medios de comunicación en Información, producción y creatividad en la comunicación. Madrid, Fundación General Universidad Complutense.
VON CLAUSEWITZ, Carl (2010): De la guerra. Barcelona, Tecnos.
Comments