Osasuna, cuestión de alma

Entre el mundo y sus taras, la sociedad y sus caras, hay unas que, últimamente, destacan sobre el resto. Unas que, como las de tantos otros, están acostumbradas al barro. Y es que, en esta vida, parece que sólo se pueden celebrar los éxitos, los triunfos, los goles; que sólo pueden gritar los campeones.

Sin embargo, yo me pregunto, ¿qué es ganar? ¿por qué esa obsesión humana por ser mejor que el resto? ¿por qué no celebrar también cada vez que nos superamos a nosotros mismos? Cuando lo intentamos sin miedo a fallar. Cuando fallamos sin miedo a vivir.

El fútbol al final es eso. Un reflejo de nuestra vida en la que parece que hay cosas imposibles, como llegar a una final de Copa del Rey. No obstante, el Osasuna lo ha hecho, después de 18 años, la segunda vez en toda su historia, cuando nadie confiaba en ellos.

Rompiendo las apariencias, las reglas, la supuesta normalidad. Rompiéndolo todo por creer en ellos mismos más que nadie.

Por eso me pregunto, ¿acaso no es eso ganar? No sé, cuestión de alma.