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Ilusiones destrozadas

Actualizado: 5 oct 2022

En la comisión de asuntos exteriores ha retumbado, sobre todas, la palabra injusticia. Las acusaciones han decorado de indignación los discursos de unos diputados aún incrédulos ante la penúltima crisis española. Esta vez vestida de tensión internacional, pero alejada de los focos ucranianos.


La crisis del Sáhara Occidental es ya una realidad.

Una crisis que se lleva postergando más de 50 años, desde que Naciones Unidas concluyera que era un territorio colonizado y no se resolviera su autonomía. Y es que el pueblo saharaui ha tenido históricamente derecho a la autodeterminación, a decidir qué camino seguir. Sin embargo, tras la decisión del gobierno, dicha salida se ve asfixiada por un muro de cemento blindando por la opacidad de una carta revelada hace apenas unos días por el Marruecos, el supuesto socio español.


Precisamente, Aitor Esteban, portavoz del PNV, ha expuesto en su intervención dicha opacidad en la resolución.


La carta y, en esencia la decisión, pretende acercar posturas con una Marruecos que ha mantenido siempre la tensión con España, como aquel perro sin bozal que en cualquier momento puede morder. Ahora el gobierno le ha quitado la correa.

En consecuencia, Argelia, desde la ventana de su palacio cimentado en recursos de gas, como indica Esteban, evalúa los castigos a imponer. Hasta el momento, ya ha retirado a sus senadores. Quien sabe si el precio de su gas subirá, al igual que el resto de recursos en esta historia aparentemente interminable.


Asimismo, el portavoz del PNV, ha remarcado la unilateralidad ante una decisión tomada única y exclusivamente por el Partido Socialista. De hecho, incluso sus compañeros de investidura, desconocían tal resolución. Una resolución que arrebata a los saharauis su, hasta el momento, limitada capacidad de decisión y, desde ahora, inexistente. El frente polisario lleva esperando desde la marcha de las tropas españolas en 1960 su oportunidad de independencia, pero ha visto sus esperanzas resquebrajadas como la ternura en los ojos tiernos de aquel huérfano que aguarda confiante regalos por navidad y descubre que los reyes magos no existen antes de acostarse.


España, en concreto el gobierno, como evidencia la carta y descifra Esteban, ha destrozado el árbol que los saharauis llevaban decorando décadas. Ahora, cómo clarifica el derecho internacional, su futuro depende de Marruecos. De Esteban, los diputados, España y el gobierno marroquí depende que las navidades se puedan volver a celebrar en el Sáhara Occidental.


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