Entre reflejos y realidades
- Fernando Fraile
- 11 may 2023
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 jun 2023
Dicen que del humano se puede cambiar todo, menos su mirada. Podrá cambiar su aspecto, su forma de andar, incluso hasta el color de sus ojos, pero no su mirada. Podrá callarse, sentir la presión de la influencia, del poder, podrá ser silenciado, pero nunca su mirada.
Quizá esta editorial no tenga nada que ver con el deporte, o quizá lo tenga todo. Al fin y al cabo, vengo diciéndolo en cada uno. Y es que, que hay más humano que el deporte. Qué más humano que caerse, saborear el barro, pender de un hilo. Qué más humano que intentarlo, pese a la dificultad, que sufrir, que pelear, pelear y volver a pelear. Qué más humano que sonreír cuando se toca el cielo.
Y es que el fútbol tiene una particular manía por disfrazarse de vida cotidiana. Esa costumbre por hacer de lo imposible rutina, de mostrar que los grandes lo son, pero no siempre, que a veces los pequeños también ganan.
Por eso, en mí último editorial no quiero criticar, alabar ni ensalzar a ningún deportista. Solo quiero animaros, a vosotros, querida audiencia, a buscar la victoria con esa mirada que nos define, con esa mirada tan nuestra. Tanto en la vida, como en el deporte.
Y es que si ocurre sobre el césped, ¿por qué no iba a suceder también en la vida real?

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