Enemistado con la suerte
- Fernando Fraile
- 28 jun 2020
- 1 Min. de lectura
No me pongas más copas camarero,
estoy cansado de ganar,
prefiero perderme de camino a Roma,
y acabar en tu portal.
Qué me sabe a poco,
por eso busco gatos negros al cruzar,
mirando mi reflejo en el espejo roto,
pincharme con la aguja del pajar,
perderlo todo,
solo por volver a empezar.
Te juro que pienso,
nunca dejo de pensar,
pero el pienso es comida para perros,
y tu mirada de gata,
eternidad.
Los corderos ya no guardan silencio,
el árbol no es tan feliz en navidad,
pensando en la caja
que presenció
durante el resto del año
su olvidada soledad.
No me duele que no me quieras,
me duele haber estado pesando que lo harías,
como un esclavo del azar,
una manga sin ningún as.
El chino ya no cuenta cuentos,
las manillas del reloj
no parecen descansar,
volviendo a seguir sus pasos
en este bucle sin final,
donde la suerte no me busca
ni yo la quiero encontrar.
Y pégame, golpéame si puedes
que yo me limitaré a hablar,
pues los golpes pican,
pero las verdades duelen más.

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