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El Valencia cae en sus propias redes

Un Villarreal repleto de exvalencianistas consigue el triunfo en el derbi de la comunidad (2-1)


Desde hace ya algunas temporadas, la marea en Paterna parece estar revuelta. Una marea ensuciada por el constante penúltimo escándalo ché pues los problemas, cómo el propio presidente, se muestran reacios a abandonar un club tan histórico como el Valencia. Quienes sí abandonan sus aguas, ya sea por deseo u obligación, son sus pupilos más brillantes. Precisamente, el submarino amarillo, consciente de la ganancia de pescadores, se ha obstinado en extraer hasta la última gota de este río revuelto que sigue sin encontrar el mar.

El Villarreal llegaba al choque con la confianza del punto en el Wanda Metropolitano y la certeza de que su plan de juego funciona. Los de Emery encontraron puerta transcurridos los primeros 5 minutos del encuentro cuando torpemente Paulista derribaba dentro del área a Pedraza. Paco Alcácer materializaba un penalti que hacía valer la primera “ley del ex” de la tarde, pero no la más dolorosa.

Los groguets monopolizaron el esférico en lo que parecía ser una tranquila travesía hacia la victoria, sin embargo, el barco errante en el que se ha convertido el Valencia no obvia sus cañones. A escasos minutos de finalizar la primera parte, el sensacional fogonazo de Guedes desde la frontal despertó a los suyos. Derechazo inapelable del luso que igualaba el encuentro y mantenía la esperanza de tocar tierra.

Tras el descanso, se pudo vislumbrar la poca luz que irradia el Valencia: juego vertical y ataques directos. Un centelleo prendido por Javi Gracia, el nuevo faro ché, pero que no fue suficiente.

Entre las sombras, la veteranía de un capitán exiliado de su propio barco hacía del karma algo más que un simple mito. Dani Parejo, despojado del brazalete y camiseta del Valencia, asestó el último cañonazo del submarino amarillo.

El madrileño marcaba con un golpeo sutil que incluso el palo tuvo el deleite de palpar. En la celebración, no exenta del sonido de réquiem, las manos en alto declaraban la disculpa. Un perdón que no se sabe bien si se dirigía al valencianismo o era el propio club el que se excusaba por dejarle marchar.

El conjunto amarillo se volvió a mostrar sólido en defensa y mantuvo la constancia hasta el pitido final. Un aspecto que le posiciona como líder virtual ante uno de sus arranques ligueros más exitosos en los último tiempos. Por su parte, el Valencia aferrado al objetivo de seguir navegando, aunque la tormenta no perezca aminorar, teniendo como ley la fuerza del viento y única patria la mar.




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