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El arte de volar en guerra

El cielo no es lugar para un pájaro con vértigo, pero la copa del mundo tampoco lo es para aquellos que hacen del miedo su hábito. No importa la extensión de sus alas ni la magnitud con la que su pico puede llegar a aguijonear a sus rivales. En el ocaso no hay reglas. Todas las aves ansían dominar hegemónicas los últimos atisbos del sol, aquellos rayos que hacen del cielo uno más dorado. Especialmente, cada cuatro años. Y para ello, hace falta luchar. Luchar contra todos.

Después de la contienda frente al águila teutón, un empate contra Japón sería suficiente para seguir surcando las nubes. No obstante, la derrota podría sumir nuestro vuelo en la penumbra. Una penumbra que hacía no demasiado impregnaba sigilosa las rojas plumas de nuestra esperanza. Sin embargo, Luis Enrique ha dinamitado las expectativas. Y con ellas, liberado a sus pupilos de tanto presión como crítica.


Nadie piensa en que vayamos a dejar de volar, tampoco en que ser el último pájaro en pie sea nuestra obligación. Y, mientras tanto, la apacible brisa esboza sonrisas en un entrenamiento con aroma a octavos. Sólo se escuchan carcajadas, el toque rápido del balón acariciando vertiginoso el césped y ánimos que aumentan la intensidad para seguir siendo aquello que un día fuimos, aquello que queremos volver a ser. Esta vez Gavi no se subió en la espalda de Pedri ni bromeó con Ansu, ya que el de Los Palacios se perdió la sesión debido a una contusión. Aún así, su presencia no peligra para el partido del jueves.


Por otro lado, Busquets sí que podría perderse el encuentro. Y es que, ante el actual sistema de sanciones mediante el cual dos amarillas son motivo de un partido de castigo, el de Badía sería el único jugador del conjunto en peligro tras ser apercibido frente a Costa Rica. Sin embargo, en caso de no verla frente a Japón o no disputar el encuentro, pasaría impune a la siguiente ronda. Motivo por el que se presupone la suplencia del capitán.


Mientras el riesgo se balancea en la mente de Lucho para formar el once, la presión parece ser un mito del pasado. Aquella historia con la que se asustaba a los niños antes de arroparles. Al menos la externa.

Y es que los más jóvenes duermen sosegados sin que la prensa atormente su ventana, sin que la sociedad se esconda en su armario. No hay murmullos, tampoco quejas. En esta maleta solo cabe ilusión y una manta para disfrutar esta noche arropado de la particular sesión de las 20h. La octava desde que el seleccionador se hizo streamer.

El viento espolea agitado la arenga nipona contra la muralla en la que el seleccionador ha transformado la mentalidad del grupo. El entrenador japonés ha confesado creer en sus posibilidades y su capitán, Tanaka, reconoce que “vencer a España no sería un milagro”. Aún así, una selección enfadada con el empate, como admitía Rodri, busca la primera plaza del grupo. “Dependemos de nosotros mismos. Vamos a ir a muerte” clamaba Morata reafirmando a un Carvajal que afirma no ir a especular en el último partido de la fase.


El sol está empezando a cernirse sobre las dunas catarís y con su inexorable bajada son menos los pájaros que pueden seguir surcando su halo dorado. España deberá desprenderse del vértigo y volar en busca de su estrella. Y para ello, hace falta luchar. Luchar contra todos.




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