top of page
Captura de Pantalla 2022-10-13 a las 22.20.46.png

Capítulo 1: El principio del fin

Actualizado: 24 sept 2022

El siglo XVII comenzaba a llegar a su ecuador y desgraciadamente para España, los conflictos se le acumulaban en su puerta. Tras una época dorada en cuánto a supremacía hispánica se refiere, la hegemonía parecía llegar a su fin. Con Felipe IV como monarca al mando, la ineptitud decoraba las lujosas paredes de la casa real. El conde duque Olivares era la figura política que trataba de controlar el país pero, sin embargo, se chocaba contra la cruda realidad: la situación era insostenible.


El rey dedicaba su estancia en esta vida a cubrir sus necesidades y alimentar sus vicios, ignorando la importancia de su cargo. Su refinado gusto por el arte, ya séase pintura o música, le alejaba de la realidad. Felipe IV se aislaba en un oasis de placeres mientras su valido partía a por agua al desierto, sin éxito.


El conde duque Olivares ejercía el poder delegado por el rey sin un marco legal propio y sin más aval que la confianza depositada en él. Por lo tanto, debía gobernar ante la ausencia de voluntad del monarca. No obstante, pese a su empeño y perseverancia por hacer de España un lugar mejor, sus escasas cualidades como líder determinaron su fracaso.


Consecuentemente, el barco del “Annus Horribilis” llegó a orillas españolas, cargado de conflictos y problemas que desencadenarían una de las más decadentes situaciones vividas por nuestra nación. Entre sus alijos encontramos el combate entre la corona y el reino de Cataluña debido al incremento de impuestos para financiar la guerra de los treinta años. Esta desembocó en la rebelión catalana el día del corpus, cuando se asesinó al virrey conocido como el conde de Santa Coloma. Dios fue testigo de la crueldad humana ante la defensa de sus intereses. La Unión de Armas frente a un enemigo común acabó resultando una puñalada en la espalda.


Portugal aprovechando el desconcierto español, consiguió su independencia gracias a una sublevación dirigida por el duque de Braganza en Lisboa. Esta, causó estragos a la hora de ser reprimida ya que se propagó por todo el territorio hasta emanciparse de quién había sido su familia, España.


La suma de problemas hicieron que el barco “Annus Horribilis” se dirigiera ardiendo y sin frenos contra una decrépita barca navegada por Felipe IV en la que se estaba achicando agua.

A pesar de la terrible situación, aún quedaba un atisbo de esperanza depositado en la guerra de los treinta años. El resultado de la batalla que involucraba a todas las potencias europeas podría cambiar el rumbo de la embarcación.





Comments


bottom of page