top of page
Captura de Pantalla 2022-10-13 a las 22.20.46.png

Abel Antón: "Estuve apunto de dejarlo. Ganar el Maratón de Berlin lo cambió todo"

Dicen que del hombre se puede cambiar todo, menos su mirada. En la suya todavía se esconde el reflejo de cada columna del Partenón, cada centímetro de St. James, cada pulgada de la Giralda. Su sonrisa delata traicionera que puede pasar el tiempo, pero a un corredor nunca se le olvidarán sus pasos.


Atenas (1997), Londres (1998) y Sevilla (1999) fueron sus maratones más icónicos, pero no los únicos que aún decoran sus vitrinas. Durante más de una década, junto a otros atletas, como Martín Fiz o Fermín Cacho, Abel Antón se encargó metódico de tapizar los podios con nuestra bandera, como si correr solo fuese mover las piernas y no costara.

Abel Antón, el hombre que corre como vive y vive como corre. El recuerdo de todos los metros que un día corrió y que todavía sigue avanzando.

Toda historia tiene su comienzo, pero ¿cómo empezó esa relación idílica con el correr?


Todo empezó cuando yo era un niño, tenía 13 años, iba al colegio y el profesor de Educación Física un día dijo: "Venga, vamos a dar la vuelta al patio”. Los cuatro primeros iban a correr un provincial de Cross en Soria. Y bueno, yo quedé entre los cuatro primeros. No había corrido nunca. A mí lo que me gustaba era el fútbol, el baloncesto… Me gustaban todos los deportes, pero correr nunca lo había probado. Fue la primera vez, pero tenía facultades. Lo hice tan bien que fui a al provincial. Se me daba bien correr así que seguí. Ahí empezó todo.


Entonces, fue casi un amor a primera vista, ¿no?


Bueno, lo que está claro es que cuando tú haces un deporte y destacas en él, lógicamente te gusta más. Aunque, a veces, te puede gustar aunque no ganes. Siempre nos dicen que lo importante es hacer deporte, lo importante es participar, pero a mí, aparte de participar, se me daba bien y ganaba, ¿no? Entonces, como ganaba, le cogía aún más afición. Cuando vas a correr una carrera y te llevas tu primera medalla o tu primer trofeo, pues son esas las cosas que te hacen mucha ilusión y que, al final, pues te hacen seguir.


Como bien está diciendo, ganó y mucho en categorías inferiores, pero ¿fue fácil tomar la decisión de dejarlo todo para centrarse plenamente en el atletismo?


La verdad es que siempre traté de compaginar los estudios y luego el trabajo con el correr. No fue nada sencillo, encima la época ya era complicada. Eran los años 75-76, cuando murió Franco. Tenías que trabajar y que esforzarte mucho, y en casa tampoco ayudaban muchos. Mi madre me decía que llegaba con la cara roja a casa y que dejara de correr, que eso no podía ser bueno. Esa es la mentalidad que tenía de nuestros padres en aquella época. Así que fue difícil.


Sus comienzos se tiñeron de dorado al tener muchísimo éxito en carreras de fondo y, aún así, decidió pasarse los maratones, ¿por qué?


Realmente es que mi carrera ha tenido mucha trayectoria. Cuando era niño hacía pruebas sobre todo de 5000m cross, pero luego cuando subí a la élite ya combinaba con los 1500m. Con el tiempo, fui evolucionando subiendo de distancia a 3000m, 5000m y hasta 10.000m y ya pues terminé los últimos años de mi carrera deportiva en la maratón.


Mira como son las cosas que mis mejores éxitos a nivel internacional llegaron los últimos cinco años, cuando empecé en maratón. Empecé por probar y mira: Londres, Sevilla, Atenas… es muy difícil para un español. De hecho, creo que soy el último blanco en ganar en Berlín.

¿Qué le gustaba más, competir en carreras de fondo o en maratones?


Bueno, a mí siempre me ha gustado más la pista. Yo soy un hombre de pista. Soy campeón de Europa de 1000m, 1500m, 3000m, 5000m… pero, claro, no son suficientes éxitos como aquellos de los maratones. Encima, nada más empezar, ya gané.

¿Dónde cree que está la clave de ese éxito tan temprano, de dominar casi hegemónico una distancia en la que estaba debutando?


Yo creo que la edad. Vas quemando etapas y llegas al maratón con 33 años. Después de los Juegos Olímpicos de Atlanta, me cambié al maratón. Preparé el de Berlin en 2 meses y lo gané. Supongo que conocía mejor mi cuerpo y sabía qué hacer para ganar.

Hay una duda que siempre he tenido, ¿cómo se prepara un maratón? ¿Corriendo un maratón cada día?

Bueno, realmente sí que corres un maratón cada día porque normalmente haces sobre 30-35 kilómetros diarios, incluso, muchos días, entre mañana y tarde, sí que haces más de los 42 kilómetros que tiene una maratón, ¿no? Pero no seguidos. Igual por la mañana haces 20-22 km y, por la tarde, otra vez. Y así cada día.


¿La exigencia que implica prepararse para competir por ganar maratones suponía renunciar a muchas otras cosas?

Sí, bueno, lo que está claro es que cuando tú eres profesional y te dedicas a ello y tu carrera deportiva y tu vida basa en entrenar, descansar, comer, buena alimentación, nada de irnos de fiesta ni cosas de esas. Pero, también te digo, yo realmente, cuando ya me dediqué al maratón tenía 33 años. Tenía a mi mujer y dos hijos. Mi familia sabía que el atletismo era mi trabajo. Cuando tienes 18, 20, 22, si que te pierdes mucho, que tus amigos se van de fiesta y tú te tienes que quedar en tu casa porque al día siguiente tienes que entrenar o tienes que competir, ¿no? Pero yo a mi mujer la conocí joven y creo que eso siempre me ayudó porque entendía mi situación. Cómo no lo entienda y quiera irse de fiesta, pues puede torcer tu trayectoria deportiva.

10 de agosto, 1997, Atenas, ¿qué sintió cuando cruzó la línea de meta?

Atenas es el maratón de los maratones. Yo creo que el escenario de Atenas es un escenario único por la sencilla razón de que allí ha nacido la maratón. Encima ganando al campeón del mundo (Martín Fitz), que es vecino, vive cerca de Soria. Fue muy bonito.


Era su debut en el mundo de los maratones, pero ¿se veía con posibilidades de ganar?


Cuando compito mi mentalidad siempre es a ganar. Estudio la carrera, a mis rivales… Allí tenía un rival que era el campeón del mundo, Martín Fitz. Era la persona que tenía que vigilar en todo momento y quien me iba a hacer la carrera para poder ganar la competición, ¿no? Yo dije, yo no me preocupo de los demás, los que se vayan en el kilómetro 5 o en el 10, que se vayan, que yo se a quien tengo que seguir y yo sé con quién tengo que estar, porque para mí era el favorito. Y así fue. Me salió bien.


Supongo que llegó un momento en el que las piernas ardían, que parecía que no podía más. En esos momentos de flaqueza, ¿qué en pensaba para para seguir?¿qué le motivaba a seguir hasta el final?


Es una maratón muy dura en la que hay veintitantos kilómetros subiendo. Ahí es donde Martín sabía que dejar a sus rivales porque era su fuerte. Luego, los últimos 6-7 kilómetros son una bajada bastante pronunciada. Y es verdad que cuando llegamos a los 32-33km, que ya prácticamente terminamos de subir, fue un momento malo mío de flaqueza porque estaba intentado dejar a todos los rivales atrás. Yo casi no aguanto, me entró falto, me flojeaban las piernas, pero bueno, afortunadamente, llegó esa bajada deseada que por mi manera de correr, pues me sirvió para recuperar y poder hacer ya los últimos kilómetros con más tranquilidad. Ahí cambió mi mentalidad. Ya sabía que algo muy raro tenía que ocurrir para no ganar la carrera.

Cuando usted llegó ahí arriba dijo: “Este es mi momento”, y aunque estuviese mal, anímica y mentalmente se recupera, y ello las piernas empiezan a funcionan mejor, ¿no?


Claro, la mente es muy importante. El 50%, yo creo, del éxito de las personas, está ahí. Yo veía que la cosa estaba muy difícil, pero cuando ya llegamos un poco más a mi terreno, te recuperas de mente, de físico y de todo.

¿Hubo algún momento en el que pensó de dejarlo todo, en abandonar su vida como atleta?


Dejar de correr, nunca. Lo necesito, pero dejar de competir, sí. En la final de Juegos Olímpicos de Atlanta quedé 13º. No me veía yo satisfecho con lo que era mi carrera. Tenía éxitos menores, como ser finalista olímpico, campeón de Europa de 10.000m o de 5000m, pero yo quería algo más. En los grandes campeonatos me veía como un poco estancado. Ahí casi lo dejo, pero me pase al maratón por probar. Y mira, lo hice bien así que seguí hasta los 39. Cinco años más.


Entonces, entiendo que Berlín fue el punto de inflexión: de poder dejarlo a continuar compitiendo.


Empecé a lo grande. Mi primera maratón fue ganarla, luego fui a Corea en el mes de marzo y también la gané y ya en verano, campeón del mundo en Atenas. ¿Cómo iba a parar? Tres maratones seguidas, tres triunfos seguidos… O sea que realmente mejor no se puede entrar en la distancia.

A dejado de competir, pero ¿sigue corriendo?

Sí, sigo corriendo. Corro todos los días menos uno a la semana. Normalmente los viernes suelo guardar fiesta, es ya de tradición. Corro unos 10-14 km. Luego, los sábados nos juntamos un grupo de entrenamiento que tengo para hacer una series de 1000m o 2000m. Me lo paso bien y disfruto, que eso es lo más importante. Casi todos son más jóvenes que yo, que tengo 60 años, y ya me dan caña, porque yo ya me estoy haciendo mayor, pero yo sigo.


¿Qué es para usted correr?


Ha sido mi vida. Cuando empecé no pensaba que lo acabaría siendo, pero ahora sí que es verdad que sin correr no puedo estar. Es como el que sale a pasear todos los días una hora o dos. Yo necesito salir a correr todos los días o casi todos. Si estoy tres días que no salgo por lo que sea, no me siento agusto. No sé que me pasará cuando pasen los años y no pueda salir a correr. Alomejor me pongo raro o vete a saber, porque necesito salir a correr para sentirme bien.

Después de tantos años, triunfos y victorias, ¿puede decir que ha cumplido los sueños de aquel niño que empezó a correr?


Cuando empecé, bueno y ahora también, siempre me planteo objetivos antes de salir a correr. Cada vez que salgo. Y cuando empecé más profesional, veía las Olimpiadas y quería ir. Lo tenía muy claro. Incluso cuando no era nadie. Vi los Juegos Olímpicos y sabía que quería ir. No se me iba de la cabeza. Mi objetivo se ha cumplido. Encima no he estado en uno, he estado en cuatro. Así que he cumplido mi sueño de niño.


ree



Comments


bottom of page